Ocho de la
mañana.
En la fila para
entrar al banco.
Una entrañable
emoción
sube por el
cuerpo.
Tras muchos años
dos hermanos
que se negaron tres veces,
se
reencontraron.
En la fila ,
como corresponde,
cada uno en lo
suyo.
La mayoría
salvo excepciones,
mirando el
celular
( parecería que
allí
hay algo que
todos buscan).
Un hombre de
saco y corbata
espera para
entrar al banco.
Por dentro,
a un niño le galopa
el corazón.
Su hermano lo
abrazó de nuevo
y le dijo te
quiero.
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