Sigilo


viernes, 17 de febrero de 2017

MIL HORAS

Hay tiempos yermos.
Tiempos en que la vida
pasa  lija por el pecho.

La poesía por entonces
parece haberse ido
a otro barrio.

Toco su puerta.
Hago palmas.
La llamo por su nombre.
Y nada.

No quiere verme.
No quiere hablar.
No quiere oírme.


Duele mucho estar sin ella.

Habrá que armarse de paciencia.

Nada nuevo bajo el sol.

Ella es quien abre
y cierra la puerta.

La que entra
y la que se va.



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