Sigilo


miércoles, 14 de septiembre de 2016

COMO EL BARCELONA

A veces se posa  el invierno  en el corazón.
Por esos días
 hasta respirar duele.
El alma  deambula por la casa
tapada  con una colcha.
Afuera golpean las manos
y tiran piedras a la ventana
queriendo entrar;
pero el perro de la soledad
ladra,
torea,
muestra los dientes.
Me digo:
no hay mal que dure cien años;
siempre que llovió paró;
que es necesario,
como el planeta, tener inviernos;
andar un tiempo
por la parte oscura.
Así y todo
cuando los fantasmas salen a la cancha
son como el Barcelona.
Ganan con baile y por goleada.

 

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