Sigilo


domingo, 18 de septiembre de 2016

EL CAMELLO

Amaneció un estado de suspensión,
una dulzura que permanece,
brisa buena
que ventila el alma.

Esto sucede muy de vez en cuando
y no dura mucho.

Hay que sorberlo despacio
y guardarlo bien adentro en la joroba.

La cosa se ha puesto fea
hace un tiempo.

El desierto
crece y crece inexorablemente.
Parece tomarlo todo.

Ya casi nadie 
abre su ventana
y deja  un puñado de pasto,
algo de agua fresca.

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