Al cruzar el muro
que estuvo allí enfrente
durante años
compacto, ancho, infinito;
al darme vuelta
el muro no estaba.
He revisado de mil formas
he vuelto sobre mis pasos
ahora que estoy del otro lado
y nada.
Es que estuvo tanto, tanto
y tanto dolió que estuviera.
Innumerables días y noches
escribí y dibujé
en su rugosa superficie
como cuando se lleva
un yeso en una pierna o en un brazo.
Tal vez el muro no estaba,
no estuvo nunca.
La niebla del tiempo
lo va tomando todo.
Lo que antes era
ahora no es y viceversa.
Ya puede verse,
allí en frente
un nuevo muro,
otro más,
ancho como el mar.
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