La gripe trae
oleadas de
fiebre .
La lámpara se
llena de bruma.
Solo se escuchan
los ruidos en la
caldera,
allí abajo.
Todo es dentro,
flotación,
extrañamiento.
El cuadro se
agrava
y mucho
si el paciente
padece de
poesía.
Si fue
colonizado por ella
y le
entregó
hace tiempo
mansamente
una a una
todas sus
fronteras.
En esos días
su exilio del
mundo
en el mundo
se ensancha.
Es casi como un
mar.
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