Sigilo


miércoles, 10 de agosto de 2016

CAMINAMOS


Tomamos un camino lateral.

Pasamos la zona de quintas y seguimos.

Caminamos tanto, tanto,

que de la ciudad de los hombres

solo se veía a lo lejos

un resplandor en la parte

mas baja del cielo.

Arriba un negro infinito

y las estrellas.

 

Vivir en la ciudad de los hombres

tiene su costo.

A la primera de cambio

te lleva puesto.

 

Allí , la autocompasión,

el “pobrecito de mí “

es un gol en contra,

o dos, o tres.

Mejor recuperar la soledad y el silencio;

la línea del horizonte,

Las tres Marías,

La cruz del Sur.

Andar de a pie.

Y nunca, nunca,

jamás,

por nada del mundo,  creérsela.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario