Ejércitos invisibles
rodearon la manzana
y no se van.
Por las noches
saco la basura
de un mundo
que pesa y duele.
En el frío
húmedo del aire
contemplo la luna
siento su abrazo blanco.
Ella que sabe
del desasosiego
deja
en mi alma con nube
una moneda
de luz.
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