A la
máquina
del cuerpo
hace
rato
se le
venció
la
garantía.
Andar
a
velocidad crucero
sin
apurar el paso
oteando
el panorama
parece
ser
el
signo de estos tiempos.
De lo
inesperado impensable
de lo
que viene
y se
va de golpe
de
esos volantazos
frenadas
en seco
se
ocupa la vida
y lo
hace bien
lo
hace
como
nadie
lo
hace.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario