La
manta que nos dieron
para
cubrirnos del frío
nunca
alcanza a taparnos
del
todo.
Se
tapa en un lado
y
se destapa en otro.
Siempre
es así
y
simultáneamente.
Uno quisiera que no haya dolor
pero siempre hay
y
siempre hay huecos
y
soledad en los abrazos.
Tenerlo
presente no es poca cosa.
Se
vive así
sin
pretensiones
a
ras del piso
en
medio de la belleza
de
lo terrible
de
lo que hiere
el
día y su metralla .
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