Voy hacia el niño
que espera allá
al fondo del tiempo.
No ceso de ir.
Lo que se fue perdiendo
en el camino
en realidad
nunca lo tuve,
nunca fue mío.
Podría decirse,
a esta altura,
que la piedra en el
zapato
es casi, casi
una hermana.
Y que llevo conmigo
y me lleva,
la terca insistencia
de intentar decir el
silencio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario