Sigilo


jueves, 12 de mayo de 2016

LA LUCECITA ROJA

Ella había quedado sola en casa.
Cuando regresé
la encontré durmiendo
con la radio encendida.

Nunca antes había pasado.

La radio apenas oyéndose
rompía el silencio.

Por un instante me asomé
a un probable futuro
si Caronte me sube a su barca
y la deja allí, en la orilla.

En la mesita de luz,
la música casi inaudible;
la lucecita roja del dial
y este no querer
dejarla nunca
y estar siempre a su lado.

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