Mi padre tenía miedo
mucho miedo
fuera de su mundo de ideales.
Tomaba pastillas para todo.
Tomaba pastillas para vivir.
Era un buen tipo
pero muchas veces me dejó solo.
Muchas veces estiré la mano
y no estaba.
Qué se le va a hacer.
En mi caso el hemisferio derecho
le gana por goleada al izquierdo.
Lo quise y lo quiero.
Llevo conmigo la parte de él
que me ha tocado
-una de cal, una de arena-
y le muestro el mundo
que nunca pudo ver.
Siempre el tai-chi, gladiador, siempre renegando con el equilibrio. Ud desfallece de pie y nos saca ventaja. Hermoso tu blog.
ResponderBorrar¡Gracias¡
BorrarNo puede escribir así, sr. Carranza. Su poesía es admirable.
BorrarGracias José por tu comentario. Es excesivo. Un abrazo
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