Dicen que
en los confines de China,
hay un
monte
y allí
un hombre
levantó
su choza.
Junto al
río
todos
los días a la misma hora,
escribe
palabras de amor
para su
amada
que vive
en una aldea cercana.
Hace un
barco de papel
y lo
deja correr río abajo.
Ella
todos los días
a la
misma hora
va al
río
y lee
las cartas.
Otros
sostienen
con
sólidos argumentos
que no existe ,
que no
existió nunca ,
tal
hombre,
ni su amada
ni su choza,
ni el
monte,
ni el
río,
ni las
cartas de amor.
Por mi
parte digo:
la
herida que llevo
la
herida que va conmigo y no cierra respira,
cuando
le cuentan un cuento chino
en el que dos personas se quieren.
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