Llegó la incertidumbre
hace unos días
y anda como Juan
por su casa.
No es la de
siempre
la cotidiana
sino una grande
que viene
de parte de la muerte.
Le abrimos la puerta de entrada
y las ventanas
para que se vaya
pero nada.
Se acuesta con nosotros,
y se levanta también.
Se sienta a la mesa
y ya se sabe
donde comen dos comen tres.
Voy a mirarla de frente
mirarla a los ojos
y en cuantito se descuide
aunque duela
le doy un abrazo.
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