El hijo se va de la casa.
Camina todo lo que puede
hasta hacer que el padre
ya no se vea.
Va por el mundo.
Vive.
Vive mucho.
Hace su casa.
Cuando inicia el último tramo
el padre ya es
un trocito de aire en el aire.
Sin saberlo ni buscarlo,
el hijo en la apretada intimidad del alma
le muestra el nuevo mundo,
la nueva casa.
En el último tramo
no hay esfuerzo
ni dolor ni separación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario